La Filosofía y los Sentimientos
Comencé a tomar un curso denominado “Fenomenología de los sentimientos”. El título llamó mi atención porque quería revisar la fenomenología como una metodología para mi propia investigación y sentimientos, como otra dimensión de la investigación; especialmente en los símbolos y el pensamiento humano. El programa del curso señala la descripción que la opinión popular tiene acerca de que los sentimientos son fuerzas interiores que distraen y perturban el pensamiento y el diario vivir, y por lo tanto, necesitan ser controlados o sumergidos en lo profundo del subconsciente. Será interesante observar cómo otros filósofos ven a los sentimientos como fenómenos. Algunos de los filósofos que estudiaremos son: Sartre, Husserl, Scheler, Edith Stein, Lonergan y Steinbock.
Una pregunta que ha surgido desde la primera clase es: ¿puede uno hablar acerca de los sentimientos sin hablar primero sobre la composición del “ser”, de “uno mismo”? Cuando los filósofos hablan sobre los sentimientos, ¿se refieren a los sentimientos que surgen únicamente desde el ego consciente? ¿Existe otra parte del “ser”, de “uno mismo” que no sea el ego? ¿Qué hay del “ser”, del “uno mismo” trascendente? Richard Rohr escribe acerca de un Verdadero y un Falso “ser”, “uno mismo”, en su libro: “The Immortal Diamond” (“El diamante inmortal”). El “falso” ser, el uno mismo, no es malo, está solamente equivocado; en el sentido de que el ego, con su tendencia a tomar y estar en control, reclama ser “inmortal”. El hecho es que, cuando yo muero, ciertas cosas morirán conmigo, como mi profesión, mis éxitos y fracasos, mis proyectos y planes; los cuales son producto de las operaciones del ego.
Lo que hace el verdadero ser, el uno mismo –la realización de quién eres y qué eres- es parte de la dimensión trascendente del ser, del uno mismo, que llega a nuevos horizontes. El verdadero ser trata de “lo profundo”. Trata de un centro en Dios. “Lo más profundo de MÍ es Dios” (Santa Catalina de Génova). “Tarde te he amado, Oh Dios…tú estabas DENTRO, yo estaba fuera de mí mismo…” (San Agustín, Confesiones). San Agustín también dice que el ser es un “abismo” y un “enigma”.
El punto que estoy intentando desarrollar es que debe hacerse una distinción entre el ser y los sentimientos. El ser es como un “contenedor”. Los sentimientos son su “contenido”. Cuando se habla acerca del “contenido” de los sentimientos, ¿de cuál “contenedor” (del verdadero ser, o del ego) surgen los sentimientos?
Una pregunta que ha surgido desde la primera clase es: ¿puede uno hablar acerca de los sentimientos sin hablar primero sobre la composición del “ser”, de “uno mismo”? Cuando los filósofos hablan sobre los sentimientos, ¿se refieren a los sentimientos que surgen únicamente desde el ego consciente? ¿Existe otra parte del “ser”, de “uno mismo” que no sea el ego? ¿Qué hay del “ser”, del “uno mismo” trascendente? Richard Rohr escribe acerca de un Verdadero y un Falso “ser”, “uno mismo”, en su libro: “The Immortal Diamond” (“El diamante inmortal”). El “falso” ser, el uno mismo, no es malo, está solamente equivocado; en el sentido de que el ego, con su tendencia a tomar y estar en control, reclama ser “inmortal”. El hecho es que, cuando yo muero, ciertas cosas morirán conmigo, como mi profesión, mis éxitos y fracasos, mis proyectos y planes; los cuales son producto de las operaciones del ego.
Lo que hace el verdadero ser, el uno mismo –la realización de quién eres y qué eres- es parte de la dimensión trascendente del ser, del uno mismo, que llega a nuevos horizontes. El verdadero ser trata de “lo profundo”. Trata de un centro en Dios. “Lo más profundo de MÍ es Dios” (Santa Catalina de Génova). “Tarde te he amado, Oh Dios…tú estabas DENTRO, yo estaba fuera de mí mismo…” (San Agustín, Confesiones). San Agustín también dice que el ser es un “abismo” y un “enigma”.
El punto que estoy intentando desarrollar es que debe hacerse una distinción entre el ser y los sentimientos. El ser es como un “contenedor”. Los sentimientos son su “contenido”. Cuando se habla acerca del “contenido” de los sentimientos, ¿de cuál “contenedor” (del verdadero ser, o del ego) surgen los sentimientos?